lunes, 11 de noviembre de 2013

La noche de los cristales rotos

Tal noche como la madrugada pasada, del 9 al 10 de noviembre de hace 75 años, sucedió la que se conoce como "La noche de los cristales rotos" Un linchamiento contra el pueblo judío, en el que se atracaron sus negocios, y destrozaron sinagogas, ataques que posteriormente se han llegado a considerar como el inicio del holocausto. Los cristales rotos hacen referencia a la cantidad de vidrio que cubrían las calles, pertenecientes a escaparates hechos añicos de los negocios y edificios de propiedad judía.

Casualmente hace unos días vi la película "La zona gris". Basada en la historia de los sonderkommandos judíos que se dedicaban en el campo de concentración de Auschwitz a trabajar en los hornos crematorios y cámaras de gas, a donde conducían al resto de prisioneros, a veces amigos y familiares, hacia su condena. A cambio recibían algún pequeño trato de favor, que duraría tan solo 3 ó 4 meses más, hasta que también ellos eran ejecutados y sustituidos por un nuevo comando.

Imagen: Dentro de una cámara de gas de Auschwitz


Lo que más me impresionó de la película no es la crudeza del relato. No es quedarme impactada cómo ellos mismos guiaban a sus compañeros hasta la muerte. No es ver la deshumanización del ser humano. Que también. Lo que más me impactó de todo ello es saber que todo eso ocurrió realmente. Y no llegar a comprender el porqué. El cómo se puede llegar hasta ahí. Los motivos. Qué puede haber que justifique tal barbarie. Nadie podrá darme una respuesta. Porque no la hay.

Precisamente ese mismo día, antes de ver la película, hablé escuetamente del tema en un comentario que un admirado bloguero podrá ver reconocido:
"No entiendo las guerras. Parece una frase hecha, pero es cierto que no entiendo cómo la avaricia y la codicia llegan a provocar muertes y más muertes. Porque tras un ideal, tras una religión, tras cualquier excusa que lleva a una guerra, siempre se esconden detrás el ansia de poder y riqueza. Y la disfrazan con argumentos; pero a mí los argumentos no me engañan"
(siento copiarlo literalmente, pero a veces me inspiro más al comentar que al intentar compartir lo que pienso o siento en mi blog)

Y es, siempre, la misma historia. La historia de todas las guerras. La incomprensible historia de todas las guerras...

4 comentarios:

  1. Buenos días, Marilia.

    Estremecedor el tema que nos traes. No he visto esa película, aunque sí he leído sobre el tema, en particular y a modo de herencia literaria, mi tio, que en paz descanse, me dejó unos cuantos libros y alguno iba sobre el tema que mencionas. Por ejemplo, y aunque no es el tema central del libro, La noche quedó atrás, de Jan Valtin. Sobre este libro dijo Roosevelt: "El libro más terrible y más sensacional que he leído en este siglo". El libro es de 1941 y comienza así: "Soy alemán de nacimiento..."

    En cuanto a las guerras, o a ese tipo particular de atrocidades, sólo te diré que, contra todo pronóstico y por más que el post-postmodernismo ridiculice el término, el MAL existe, así, sin paliativos: EL MAL.
    Y luego están quienes han tenido que elegir entre un periodo de muerte y desolación para tratar de evitar que ese MAL se extienda y domine el orbe (los Nazis lo hubiesen hecho, tenían a los mejores cerebros de la época, muchos de ellos, judíos), o quedarse de brazos cruzados intentando apaciguar a la Bestia. Murieron muchos millones de personas con el objeto de evitar que un monstruo como Hitler se saliese con sus planes.

    Un beso

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    1. Tomo nota de tu particular recomendación.

      Respecto a tu visión de la guerra, entiendo perfectamente lo que has querido decir, pero no se produce guerra sin ataque. El origen de una guerra no lo sitúo en quien se defiende o protege, sino en quien lo provoca, e igualmente hubiesen muerto muchos millones de personas porque la Alemania nazi tenía claro un fin, y que lo conseguiría a toda costa. Si no hubiese habido un Hitler con aires de grandeza, el resto no hubiese existido. Es el ansia de poder lo que provoca el Mal.
      Un ejemplo a menor escala: la corrupción política. Es el ansia de poder, de tener, lo que corrompe al ser humano.

      Gracias por tu comentario, me ha gustado tu visión crítica ;)
      Un abrazo

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  2. Eso es precisamente lo que una guerra: deshumanización. Y la II guerra mundial ha sido un buen ejemplo de lo que no hay que hacer... por eso los nazis creaban esos agujeros de muerte, para quitar la condición humana a personas y que el exterminio fuera menos "amoral".

    Luego está el tema de los motivos de las guerras, que aunque existen expertos que dicen que la guerra está en la naturaleza humana, creo que el ansia de poder y dominación es lo que las provoca a cambio del desastre, del caos y de la negación de la humanidad.

    El admirado bloguero también admira tus inteligentes palabras...

    Muchos besos

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    Respuestas
    1. Quizás no sea la guerra lo que está en la naturaleza humana, sino, como bien dices, la avaricia, la codicia, que es lo que promueve ese ansia de poder. Si fuéramos capaces de conformarnos, de acontentarnos y ser felices con lo que tenemos o podemos aspirar a tener, no existirían muchos conflictos. No hay más que ver cómo hay familias que se rompen cuando llega la hora de una herencia. Es como una guerra en un "formato" más reducido. Y siempre el mismo motivo: poder económico.

      Una lástima que sea éso lo que mueva al ser humano. Era más bonito lo que cantaba Madonna cuando decía "Love makes the world go round"

      Me siento halagada por tus palabras, gracias por tu comentario.

      Besos y besos

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Cambio comentarios por sonrisas ;)

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