Mira que habré hecho veces el camino... Y seguro que lo he visto antes, pero no lo recordaba. El caso es que hace unos meses, en el camino de vuelta del trabajo a casa, vi una señal de tráfico que me dejó descuadrada. Me quedé un poco, bueno, un mucho, sorprendida y desde entonces no paré de mirar y fijarme bien en el resto de señales del camino, para ver si es que en todos los años que llevo conduciendo no me había dado cuenta de cómo eran realmente... Todas las demás eran igual a como las recordaba.
Los siguientes viajes los hice muy pendientes, para localizar a esa señal. Y conseguí situarla en el mapa.
Hace una semana, un día que no llevaba prisa ni ganas de llegar rápido para descansar, no lo pude evitar, me paré y bajé del coche a hacerle una foto, porque necesitaba compartir esa broma del camino para no reírme más yo sola.
Foto real hecha con mi móvil, sin retoques
¿A quién se le ocurriría...? De verdad que me hizo dudar de saber cómo son realmente estas señales...
Una vez que me iba a montar en el coche de vuelta, acercándome a la verja de la finca junto a la que había estacionado el vehículo, me divierte una imagen de lo más curiosa. Simple, pero curiosa. Un rebaño de ovejas. Una, al verme, decide venir en avanzadilla a cotillear qué está sucediendo, y todas las demás, como buen rebaño, la siguen detrás. Entonces entendí perfectamente por qué se usa la expresión "seguir al rebaño". Lo que hiciese la oveja "jefa", todas detrás. Y son simples, pero son muy curiosas, en el sentido de cotillas. También miedicas, porque me acerqué a darles un trozo de pan, y salieron todas corriendo. Bueno, como buen rebaño, salió corriendo una, y todas las demás detrás.
Aquí tenéis al rebaño cotilla, que ni en el campo puede tener una intimidad...
La verdad es que con estos días tan intensamente azules entran ganas de zambullirse de cabeza en ese cielo... O al menos escaparse un día al campo, qué ganitas que tengo...