Cuando las cosas de gente que ni siquiera conoces te afectan como si fueran tuyas propias. Tristeza de que este mundo funcione así, de que sea tan injusto y esté mal repartido. Yo pongo mi granito de arena, pero necesito a más gente a mi lado para construir el castillo.
Lástima que una bolsa de comida y unas monedas no solucionen la vida de nadie, ni consiga lavar mi conciencia. Pero seguiré ahí, haciendo lo que puedo, lo que está a mi alcance.
Ojalá hiciéramos todos un poquito más de lo que está en nuestra mano. El mundo funcionaría diferente.
Se les debería caer la cara de vergüenza a nuestros políticos por que sean gente con su pequeño grano de arena las que más esfuerzo estén haciendo por ayudar, mientras ellos nada más que piensan en llevarse el dinero a manos llenas y mantener leyes injustas que benefician a unos pocos, precisamente a los que más tienen, que a menudo coincide con los suyos...
No eres guerrillera Marilia, eres algo mas simple: humana.
ResponderEliminarY lo eres porque al contrario de esos profesionales de la mentira y la indecencia, llamados políticos, tú estás al lado de los que sufren y sientes sus gritos, a veces demasiado callados,esos gritos que no llegan a los despachos enmoquetados.
Nuestros pequeños granos de arena, a parte de tratar de solucionar los problemas, deberían servir para enterrar a una casta que solo sirve para tratar de ganar elecciones.
Un abrazo como premio a tus certeras reflexiones con bastante cabeza.
Entonces lo que necesitamos es gente más humana. Humanizar a esa parte de la sociedad tan desapegada a los valores realmente importantes.
EliminarLo de guerrillera lo digo porque me gusta alzar la voz ante cosas que otros se niegan a oír. Menos mal que existe gente como tú, para que un poquito tú, un poquito yo, un poquito otros, consigamos que se oiga nuestra voz, nuestra disconformidad; aparte de poder ayudar, mientras tanto, a esa persona que está ahí, con la que nos cruzamos a menudo en cualquier lugar, y que para la que lo poco que puedas hacer que esté en tu mano sea un mucho en ese día de su vida.
Sabias palabras las tuyas, amigo Juan.
Un abrazo